Al consultorio en diversas
ocasiones me llegan quejas de madres o padres con respecto a la educación que
brindan a sus hijos o a las actitudes que suelen tomar algunos educadores
dentro del salón de clases; de la misma manera me hacen llegar los docentes comentarios
acerca de la poca receptividad de los padres y la falta de preocupación
observada en el seguimiento de los deberes escolares.
Debemos dejar claro en primer
lugar los espacios en los que se desenvuelve el educando: en la escuela, junto
a sus compañeros y bajo la autoridad de sus maestros y por otro lado su casa,
donde existe una relación de fraternidad con los hermanos y la figura de
autoridad son los padres, hacia quienes se tienen sentimientos diferentes a los
del educador.
Tomando en cuenta esta premisa,
el docente no puede pretender que los padres se conviertan en educadores y por
supuesto los padres no deben exigir que los docentes se conviertan en padres de
los niños, existen actividades, comportamientos y condiciones bien delimitadas
en ambos espacios y en la emocionalidad que implica el desempeño en cada uno de
ellos.
En la escuela el docente debe ser
claro y conciso en las normas que se han de cumplir, debe ser afectivo con sus
alumnos con el límite de que este afecto no sobrepase la confianza, ni cree
dependencia del mismo, el trato del docente hacia el alumno debe ser
respetuoso, sin mensajes de doble sentido, sin actitudes que puedan favorecer
mas adelante la conducta abusiva por parte del alumno. Hay docentes que desean
convertirse en amigos de sus alumnos, pretenden jugarse con ellos poniéndose a
su mismo nivel y esto no es conveniente para el logro de la disciplina dentro
del salón de clases. El docente debe así mismo conocer las actividades y
situaciones que acompañarán a sus alumnos en el tiempo en el que no permanece
en la escuela de manera de poder adaptar la realización de deberes y asignaciones
de la casa a los posibles inconvenientes que el niño posea: por ejemplo si el
educador sabe que la mayoría de sus alumnos no tienen impresoras en sus casas,
no debería asignar la realización de un trabajo impreso o si los alumnos viven
distantes unos de otros, asignar un trabajo en equipo y no dar la oportunidad
de reunirse dentro del salón de clases, pudiera ser una actividad que cree
situaciones difíciles incluso en el grupo familiar.
En la casa los padres deben velar
por brindar al educando la satisfacción de sus necesidades básicas y
facilitarles la realización de sus deberes, proporcionando el material que
requiere para ello y orientándolo en caso de tener dudas.
Es importante es que tanto
padres, como maestros, eviten descalificar al otro delante del niño o niña,
para ellos sus padres y sus maestros son importantes, hablar mal de cualquiera
puede afectarlos significativamente.
Finalmente lo mas relevante es
mantener una comunicación fluida y equilibrada entre educadores y representantes,
para evitar malos entendidos y poder trabajar juntos en función de la formación
integral de sus hijos y/o alumnos, de manra que la misma sea mas eficiente y
con los resultados favorables que todos esperamos.
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