Muchas veces
como padres mantenemos el deseo de que nuestros hijos participen de actividades
deportivas o culturales fuera de su horario escolar, en variadas ocasiones
estas actividades son brindadas por la misma escuela, es así que por las tardes
asisten a música, teatro, pintura o
danza, también incluimos la clase de
algún idioma, practican uno o dos deportes, de manera que nuestros hijos deben
cumplir con una fuerte agenda de actividades que en una parte importante de los
casos, atentan contra su salud emocional.
Por ejemplo
Juan Carlos, un vecino de 9 años, estudia en un colegio bilingüe
(español-inglés) de 7 am a 2:30 pm. En el mismo colegio se cambia rápidamente
su uniforme para asistir martes y jueves a futbol y miércoles y viernes a
natación de 3 a 4 pm. Sus padres lo buscan en la escuela a las 4 para ir a
clases de francés de 5 a 6 los lunes y miércoles, mientras que los martes y
jueves a la misma hora asiste a clases de música donde aprende a tocar la
guitarra y los sábados por la mañana generalmente tiene partidos del equipo de
futbol para el cual juega.
Juan Carlos
presenta constantes alergias y falta de apetito, de un tiempo a esta parte se
duerme temprano pero a eso de las 12 de la noche se levanta asustado con alguna
pesadilla y en el salón de clases la maestra reporta que a pesar de ser un buen estudiante es
inquieto, interrumpe constantemente o molesta a los compañeros. Juan Carlos
presenta evidentemente una saturación de actividades que están interrumpiendo
su desarrollo armónico.
Como padres
tenemos que tomar a veces una pausa y pensar qué es lo realmente relevante para
nuestros hijos, no olvidemos que son niños y como tales tienen derecho a jugar,
a recrearse, a compartir con otros amigos pero sobre todas las cosas a tener el
descanso y la tranquilidad que les permitirá de adultos, una mejor salud física
y emocional.
Debemos
evaluar la motivación principal de estas actividades en las cuales están
participando, son realmente cosas deseadas por ellos? O representan un deseo de
querer ser a través de nuestros hijos aquello que nosotros no pudimos? O
simplemente estamos tratando de ocupar su tiempo para evitar pasar con ellos en
instantes de calidad.
Son
excelentes las actividades extracurriculares pero no perdamos el horizonte en
las mismas, procuremos siempre brindar a nuestros hijos una enseñanza
equilibrada basada en el respeto a su edad evolutiva, a sus derechos
fundamentales, dejando el espacio para que sean niños y procurando para ellos
una adultez sana.
La tranquilidad
emocional también debe ser alimentada
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